Por que el Príncipe Azul existe…

Cansadas de ver cómo nuestro género debe soportar los absurdos machismos de la sociedad, las autoras de este blog, en un esfuerzo de producción unimos experiencias y opiniones con el sólo propósito de ayudarlos a entender "cómo deberían ser las cosas". Y después dicen que somos unas brujas!
Nosotras sabemos que el Príncipe Azul existe…sólo que destiñe al primer lavado…bueno señores tomen este espacio como una guía práctica para dejar de ser lo que a veces solemos llamar “mi peor es nada”.

sábado, 26 de mayo de 2012

Cerveza Caliente.

Noche de viernes. Noche porteña. Noche de amigas. Noche de cerveza. Noche de pizza con fainá. Viva la noche, viva la fiesta (merezco la muerte por esta poética introducción).
Eso es lo que pasó... salimos con mis amigas a bailar a Módena. La música hacía notar que esa noche iba a estar muy buena, y así fue. Entre tema y tema, apareció Villagra, Juan Villagra... si, me hizo una presentación al estilo James Bond, y con eso, me ganó. Con eso, con su baile y con su cuerpo: era un Adonis, su cuerpo esculpido por el mismísimo Zeus, unos abdominales donde se puede lavar desde la tanga más pequeña hasta el repasador más mugriento. Morí de amor... bueno, no de amor, pero digamos que fue amor. Bailamos mucho y nos besamos más, hasta que las luces se prendieron y me acompañó hasta mi departamento. Todo un caballero, no aceptó subir a tomar un café, sino que se despidió con un hasta pronto (previo intercambio de números de teléfono).
El domingo, recibí un llamado de Juan, me invitaba a tomar algo. Acepté, y me pasó a buscar en su vetusto Topolino y salimos. La sorpresa fue enorme cuando llegamos a destino. No era una cita a solas, sino que me presentó a sus primos: Osvaldo, Eduardo y Aldo. Me pareció un poco raro, que en la primer salida quisiera que conociera hasta a su perro, pero como cosas más raras me han pasado, no presté mayor atención a esa señal. Sus primos se mostraban sorprendidos, quizás porque yo no era el estilo de mujer con el que Juan solía salir. Nos vimos varias veces más, otra vez me presentó a sus compañeros de trabajo, otra a su abuela, y así... pero no concretábamos.
Yo tenía ganas de que pasara algo más, así que tomé el toro por las astas (lo que no significa que lo tomara de sus potenciales cuernos) y lo invité a comer una picadita. Compré cerveza negra, maníes, quesito, salame de la Colonia... y él iba a ser mi postre. Llegó a casa a la hora acordada, nos besamos, bebimos la cerveza bien fría, comimos un poco... y empecé a subir la apuesta. Le saqué su camisa, dejando al descubierto ese cuerpo perfecto. Le saqué los pantalones y quedó en boxers... él me arrancó el vestidito y cuando iba a largarse la acción... quedó en eso. No sólo Juan Villagra tenía un maní, sino que ese maní no quería elevarse. Le ofrecí ayuda, pero no, prefirió levantarlo solito... tarea que ni siquiera con ayuda del propio Zeus iba a suceder. Los nervios, pensé que eran los nervios del muchacho, porque ni loca pienso asumir que era MI culpa su no levantada. Seguimos comiendo,  tomando una cerveza ya caliente, y nos pusimos a ver una peli, y lo eché (con mucha clase) de casa.
A la semana siguiente, volvió a ir, sabiendo mi gusto por la cerveza, llevó una artesanal, buscamos que se diera el clima... y de nuevo lo mismo. NADA, no pasó NADA, no se levantó, y encima, yo tenía que ver como el Sr. intentaba levantar la situación solito, porque no me dejaba ayudarlo... Me cansé, me aburrí de ver como el muchacho amasaba, sobaba, estiraba, empanaba, rebozaba y repulgueaba su paupérrimo maní, y quería que el pibe desapareciera, para tomar la cerveza (que a esa altura ya estaba tan caliente como yo) así que le dije "Mirá Juan Villagra, me parece que a vos no se te para ni con Viagra".

jueves, 17 de mayo de 2012

Alcatraz, acatrás

Qué lindo organizar algo para que tu novio te pase a buscar, sobre todo en las primeras salidas. Bueno, esta fue nuestra primer salida oficial. El pequeño nerviosismo para ponerse linda y dejarse sorprender por un hombre que, parado en la puerta de mi casa, vestía terrible elegancia con camisa, zapatos y un perfume de hombre que me hizo mojar toda. 

Fuimos a tomar algo por el barrio y al hablar de pelis, decidimos ir a su casa a ver "Muerte en un funeral" (se las recomiendo). En el sillón, tirados, cagandonos de risa y los mimos comenzaban a tragarnos junto con los almohadones. Termina la peli y en el negro de la pantalla nos quedamos semioscuros hasta que llega la batiseñal y enfila para la pieza conmigo amarradita.

El recorrido sufrió percances porque me dejó parada en el medio del pasillo con las gomas a medio vivir como diría Ricky Martin. Se fue a prender la luz de la cocina para ver dónde caminar y no romper el clima, sin darse cuenta que ya lo había hecho. 
Entramos a la pieza y me acuesta en su cama. Ay, es de una plaza, qué dolorrrr.
Con él encima la cosa se ponía más que caliente. En un momento se sienta y se empieza a sacar la ropa. 

Ok, ¿a cuánto el dólar?... se queda en bolas, busca la cajita de forros y yo... bueno y yo... ¿a cuánto el real?... 
Ahí empecé a sacarme yo la ropa, al mejor estilo autodidacta. Me dejé las pantys (sí, parece que a los hombres les calienta más esa palabra). Noté que estaba luchando con algo.

Eu: ¿todo bien?

Él: sí, es que no puedo abrir el coso. 

Eu: ¿qué coso?

Él: este coso de mierda que parece que en Farmacity lo envuelven con ganas. 

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Finalmente me la pone, cual muertito se tira sobre mí. Creo que a esa posición es la 273 y se llama "El misionero cansado". El jadeo horrible en mi oído izquierdo, algo así como  una jauría reprimida sexualmente. 
Uno y listo. Pfffffff, recuerden que soy querendona... claramente quería MAS. Cierro los ojos, miro al cielo raso. Me voy al baño, que tardé 2 minutos en recomponerme, y cuando vuelvo, el tipo había levantado la ropa, cada prenda, una x una, doblada sobre una cajonera de madera. 
Ya pasada la acción y con las pupilas adaptadas a la oscuridad, noto que estaba en la cárcel de Devoto, o Batán, o la que tengan más a mano. 
Ni un velador, menos una mesita de luz. La cama de una plaza a 10 cm de la pared (¿será para ganar espacio?) , la cajonera y 3 estantes vacíos. 

Esto fue lo más parecido a una VISITA SANITARIA que tuve en mi vida. Ni una foto, ni un cuadrito, ni un vaso, ni un recuerdo de San Bernardo, ni un souvenir del bautismo de la nieta de la panadera, NI CORTINAS!!!!

Lo bueno es que la ropa ya la tenía acomodada para vestirme rápido. A los 20 minutos le pedí que me lleve a mi casa.

martes, 8 de mayo de 2012

Lo de ustedes es desprolijo, no me jodas

Este post vendría a ser una mezcla entre uno normal, y un "así somos nosotras". Es sabido que muchas (me incluyo) mujeres tenemos unos días al mes en que no somos nosotras mismas. Ya lo dije alguna vez en mi blog personal... Hay una semana fatídica en la vida de una mujer. 
Esa semana en la que te encontras sola mirando la tele, y como de la nada te podes llegar a emocionar hasta las lágrimas con una publicidad de café. Que de un minuto al otro, todo pero absolutamente todo te parece una cagada. El mundo se va al mismísimo carajo. Que no soportas a nada, ni a nadie.
Que tal vez ni me miraste, pero por las dudas te largo un "qué te pasa imbécil?". Que el precio de los puchos te parece una cretinada y te dan ganas de patearle la cara al kiosquero. Que tu propia  cama te resulta incómoda. Que toda tu ropa es espantosa. Que si hace frío, porque hace frío; y si hace calor, porque hace calor. Que estallas y no  digas nada porque morís.
Y ahí nomas, cuando una esta por decir "la vida es una mierda", la pensas un segundo y recordas: "ah... cierto que me esta por venir".


Bueno, cuando estas en pareja, conviviendo, el flaco ya más o menos se va dando cuenta. Obvio que nunca falta la forrada usual de caer en el "estas indispuesta, amor?" los 30 días del mes (irritante por de más, chicos...). Pero en lo personal, y para evitar una catástrofe, yo me tome la costumbre de "avisar".




E S T O Y O V U L A N D O.




Con esto no estoy diciendo que tengo vía libre para despotricar contra todo y todos todo el tiempo...simplemente es un pequeño pedido de "paciencia y tolerancia" ante la montaña rusa de emociones en la que una se puede llegar a convertir.


Bueno, al parecer (lo digo en lo personal y también por experiencias ajenas) el avisar es al pedo...Justo en esos días vos:


1- Tenes cenas con los chicos every fucking day.
2- Tenes reuniones laborales con minitas divinas (te encargas de hacérmelo saber aunque el dato no sea para nada y en lo absoluto relevante)
3- Estas: confundido-cansado-agobiado-etc
4- No tenes tiempo para mis "giladas"
5- No tenes ganas de pensar qué podríamos hacer para el aniversario, y además "faltan como 3 días así que mejor no hinches ahora con eso"
6- Tu colaboración en la casa se limita a  llegar a un horario decente...

7- No atendes el celular.
8- Te olvidas de avisar que tenías partido y caes a la hora que se te cantó, aunque dijiste que venías a cenar. Un copado.




Pareciera que lo hacen a propósito...pareciera que están buscando el límite en el que dejamos de gritar-llorar-oloquesea y buscamos el cuchillo (creo que más de una tuvo la idea de ir a buscarlo, sólo que no es muy buena defensa ante el juez el decir "me estaba por venir...una vez que baja, yo le juro Dr., soy una seda")...


Les gusta jugar con fuego?
Una tiene la delicadeza de avisar cuando entra en esa nebulosa horrible de ira incontrolable...
Yo se los juro chicos...
NO QUIEREN VER HASTA DONDE LLEGA EL SPM.